Muchas dudas surgen en una familia santandereana con la muerte de una niña de 10 años quien falleció al contraer un parásito mientras estaba de vacaciones en Santa Marta, en junio de este año.
La historia inició cuando la menor compartió con su familia en jacuzzis y piscinas en el hotel en donde se hospedaba, pero la tragedia, sin saber en qué iba terminar, comenzó tres días después en el que presentó vómito, diarrea y un poco de dolor de oído.
Al principio, este tema se trató con antibiótico, pero la menor al día 12 comenzó a presentar convulsiones confusión, afasia, alteración de la conciencia hasta llevarla a coma por dos semanas.
Finalmente, y en un tiempo inesperado, la niña tuvo muerte cerebral el día 21 y murió a los dos días.
¿Por qué “come cerebros”?
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), el ameboide Naegleria fowleri es un microorganismo que vive en agua dulce templada y puede encontrarse tanto en tierra húmeda como en lagunas, estanques y piscinas.
La infección se produce cuando el agua contaminada entra en el organismoa través de las fosas nasales.
Es por esta vía que el parásito llega al cerebro y destruye el tejido cerebral. De ahí el nombre con que se conoce a este organismo: “ameba come cerebros”.
Las temperaturas cálidas favorecen el desarrollo de la ameba, por lo que la mayor parte de los casos se producen en verano.
La infección puede comenzar con un dolor de cabeza, fiebre y náuseas. Al empeorar la persona afectada comienza a experimentar un cuello rígido, confusión, pérdida de equilibrio y convulsiones.
El CDC afirma que la ameba no puede infectar al ser humano si éste sólo ingiere el agua contaminada, y tampoco se puede transmitir de persona a persona.