La verdadera renovación de la política colombiana está en “los delfines”

Según la última medición social hecha por Invamer, tiene mejor imagen un terrorista de las FARC que un congresista de Colombia. No es para menos, nuestra democracia ha visto como clanes políticos han llegado al poder para servirse a sí mismos y desfalcar las arcas del Estado mientras el ciudadano de a pie sigue creyendo en sus promesas de cambio. Y aunque la salida fácil es buscar nuevas caras fuera del mundo político, como lo ha intentado hacer el Partido de la U en varios departamentos, es necesario y hasta recomendable que volteemos la mirada en aquellos hijos de políticos que sí han llevado desarrollo a sus territorios. Entonces sí podemos decir que hay delfines de delfines.

En el bando de los hijos políticos que han llegado a hacer de las suyas, irrespetando la institucionalidad y la ley encontramos a Nicolás Petro, quien como diputado no se ha preocupado por gestionar recursos en beneficios de los municipios del Atlántico, hacer una oposición fuerte, sino que se ha concentrado en hacerle campaña a su papá, Gustavo Petro. No se puede olvidar a Richard Aguilar, del clan Aguilar, que está imputado por presunta corrupción en contratación cuando era gobernador de Santander.

En el otro lado, están aquellos jóvenes, hijos de políticos que a lo largo de varios años han demostrado un trabajo político responsable y honesto, y que al crecer con la política desde el seno de su hogar saben que deben llegar al congreso a trabajar y llevar gestión y desarrollo a sus territorios. Los nombres que más resaltan en el tarjetón del próximo marzo de 2022 son los de tres jóvenes que han demostrado con hechos su trabajo en beneficio del país.

Nuevos aires en el Congreso

En primer lugar, está Horacio José Serpa, el hijo del fallecido Horacio Serpa, quien tiene una agenda legislativa ambiciosa y aterrizada a la realidad de nuestro país; en según lugar Esteban Quintero, el hijo del exsenador Rubén Darío Quintero a quien ya conocen en el oriente antioqueño como el gestor de recursos para infraestructura para el desarrollo y ahora aspirará al Senado; y por último, una de las caras que más emociona en el Departamento de Córdoba es la de Saray Robayo Bechara, de la familia que más desarrollo, empleo y educación ha traído al departamento, los Bechara. La abogada monteriana y miss Córdoba ya ha hecho algunos pininos en el mundo político, como secretaria privada de la cartera de interior y ahora apuesta por la innovación y desarrollo educativo del gigante de la Costa Atlántica.

Como planteamos, hay una salida fácil escogiendo caras nuevas y exógenas a la política, pero hay otros muchos que tienen toda la preparación, madurez y conocimiento para enfrentar los desafíos del país. Ellos son el verdadero futuro de la política colombiana.

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