Bogotá atraviesa una emergencia silenciosa: la contaminación auditiva. La ciudad acumula más de 6.100 quejas por ruido, un fenómeno que ya no es solo una molestia, sino un problema de salud pública y convivencia.
De acuerdo con cifras oficiales, 4.837 reportes corresponden a barrios residenciales, mientras que 1.300 procesos se adelantan contra establecimientos comerciales que superan los límites acústicos. El panorama se agrava por el incumplimiento de horarios: en abril de 2025 se registraron 3.809 expedientes activos, lo que representa un incremento del 13,2 % frente al mismo periodo del año anterior.
“El ruido se ha convertido en un detonante de conflictos vecinales y en un factor que deteriora la calidad de vida”, señaló el concejal Julián Uscátegui, quien advirtió sobre demoras de hasta dos años en las Inspecciones de Policía para dar respuesta a los procesos.
Entre mayo de 2024 y mayo de 2025, las denuncias en barrios residenciales aumentaron un 15 %, principalmente por fiestas y uso de equipos de sonido. Expertos alertan que la exposición prolongada al ruido genera trastornos del sueño, estrés y afectaciones en la salud mental.
Ante esta situación, Uscátegui radicó en el Cabildo Distrital un Proyecto de Acuerdo que plantea la creación de “Zonas Tranquilas”, espacios en parques, hospitales, colegios y sectores residenciales donde se regulen horarios y niveles de ruido.
“Con las Zonas Tranquilas buscamos garantizar el derecho al descanso, la salud y la paz en los hogares de los bogotanos. La ciudad necesita lugares donde prime el silencio”, afirmó el concejal.
La propuesta se articula con la Ley contra el Ruido y el Código Nacional de Policía, que sancionan las emisiones sonoras que perturban la tranquilidad ciudadana.
Por Daniel Lozano