Después de recibir miles de abrazos de todos los jugadores, del staff técnico y de los que están sobre el césped, Messi se acerca a la banda para pedir que bajen sus tres hijos al campo, pues quiere compartir este momento de felicidad con los suyos.
Pronto, brazalete en mano, recibirá el trofeo y lo alzará para el mundo, la copa que, al fin, le señala como campeón del mundo.