foto:Sin causar ningún tipo de daño a los ejemplares de gorrión, se extrajo su olor corporal utilizando filtros especiales.
Internacional

Los mosquitos están llevando a estas aves a la extinción.

La mayor amenaza para estos diminutos pájaros son los mosquitos portadores de la malaria. Al vivir en las frías y exuberantes montañas de la isla de Kauaʻi, durante muchos años esta especie de trepador melero estuvo fuera del alcance de los mosquitos no autóctonos, pero el aumento de las temperaturas debido al cambio climático ha permitido a los insectos picadores abrirse camino hasta estas cumbres, con terribles consecuencias.

“Las poblaciones han caído en picado en los últimos 15 o 20 años, ya que el clima ha cambiado y los mosquitos se desplazan cada vez a mayor altitud”, explica Hannah Bailey, responsable del Programa de Conservación de Aves Forestales en Peligro de Hawai de la Alianza para la Vida Silvestre, del Zoológico de San Diego. Sin resistencia a las enfermedades transmitidas por los mosquitos, las aves están siendo víctimas de la malaria aviar, que “casi siempre es mortal para la mayoría de los pequeños meleros adultos”, explica.

Este verano, el equipo rescató con éxito 10 huevos que se colocaron en una incubadora portátil y se llevaron sanos y salvos al Centro de Conservación de Aves de Kauaʻi. Allí, los huevos recogidos siguen creciendo y desarrollándose, y las crías que nacen con éxito se unen a los otros 50 ‘akikiki bajo cuidado humano.

¿Cómo modifica el parásito el olor?

Las hembras de los mosquitos del estudio fueron expuestas al olor corporal y a la secreción de aves infectadas y no infectadas en un dispositivo en forma de Y que permitió evaluar su preferencia por estos estímulos. “A los mosquitos les atrajo más el olor de las aves infectadas que el de las no infectadas, aunque no se encontraron diferencias cuando el estímulo presentado fue la secreción de la glándula uropigial”, expone Jordi Figuerola

La infección por protozoos del género Plasmodium es transmitida por la picadura de las hembras de mosquitos como Culex pipiens, que es una especie muy frecuente en las ciudades españolas, y se alimenta de sangre tanto de humanos como de aves. Estos parásitos están emparentados con los causantes de la malaria en humanos, aunque no suponen un riesgo para las personas.