El incendio de los vehículos, en una acción simultánea y coordinada en importantes vías de Río de Janeiro, provocó un caos en el tránsito en la zona oeste de la segunda mayor ciudad de Brasil por la interrupción del flujo de automóviles y los embotellamientos.

De acuerdo con las autoridades locales, el ataque obligó a varias empresas a interrumpir la circulación de sus autobuses, incluyendo los del sistema de transporte de tipo BRT, y bloqueó hasta la Avenida Brasil, una de las principales arterias de la ciudad, así como afectó al funcionamiento de decenas de colegios.