Ojo, pues, porque Colombia tuvo más goles que fútbol. Apenas Australia planteó un 541 y con eso le bastó para complicar al equipo nacional alrededor de 75 minutos hasta que llegó un
milagroso penal. Un toquecito a Santiago Arias fue suficiente para que la juez pensó diera una pena máxima y James Rodríguez bateó 1-0 y listo. Se acabó lo que se estaba dando, que era
un duelo triste, lúgubre y sombrío, en donde muchos pensábamos que se iba a sellar un 0-0 espantoso como en ese duelo ante Canadá. Y es que si yo llego y hago un balance de lo que fue
todo el trámite de este partido, por un instante parecía ese duelo contra Canadá y luego termino como el cotejo ante México. ¿Por qué? Porque tuvimos más goles que fútbol. Si yo hago todo
el recorrido del primer tiempo, qué tanto generamos? ¿Qué tanto volumen ofensivo tuvimos? El disparo de Lucho, luego otra desvía de Lucho, una cosita de James, algo de Yaser y no mucho
más. El tiro libre de Australia que salvó muy bien el titular de la selección Colombia, Camilo Vargas. Pero más allá de eso, primer tiempo escaso, parco, aburrido. Le costaba mucho a
Colombia encontrar los caminos para metérsele a la selección australiana. un conjunto australiano absoluta y absurdamente desequilibrado. ¿Por qué desequilibrado? Porque netamente salió
a perder por poco.